Marco teórico
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Antes de abordar los conceptos y posibles aproximaciones que puedan favorecer al mejoramiento de las dificultades previamente detectadas, es preciso y oportuno conocer las concepciones que tienen algunos autores acerca de las mismas. En un primer ámbito entraremos en contacto con las definiciones que se le han venido dando al tema de la resolución de conflictos.
La palabra conflicto es ambigua y móvil; según el contexto puede tener diversas interpretaciones, pero es frecuentemente utilizada la definición que de tal concepto dan Hocker y Wilmant: el conflicto es una interacción de personas interdependientes, quienes perciben metas incompatibles e interferencia de unos a otros para lograr tales metas. También se puede recurrir a la definición de Adam Curle: hay conflicto cuando un individuo, una comunidad, una nación o incluso un Sector internacional desean algo que no puede ser conseguido a menos que sea a costa de otro individuo o grupo que también lo desea.
Por otro lado José Antonio Viveros en su documento: Liderazgo, comunicación efectiva y resolución de conflictos, afirma: “El conflicto es inherente a toda actividad en la cual se relacionan seres humanos”. Luego, de este modo, se puede deducir, que nuestra primera premisa es que los conflictos siempre existen y existirán, por lo cual nuestra obligación como docentes es aprender a vivir con ellos, tratando que no se manifiesten de manera agravada. Entonces la alternativa sería reconocer que siendo el conflicto inherente al ser humano, es necesario construir en la escuela vías que ayuden a resolverlo de manera positiva) y administrándolos eficientemente cuando ocurren”.
Para Silvina Funes Lapponi y Damián Saint-Mezard el conflicto es toda actividad en la que unos hombres contienden con otros por la consecución de un/os objetivo/s. Implica desarmonía, incompatibilidad, pugna entre dos partes interdependientes. Es un proceso relacional en el que se producen interacciones antagónicas. Puede originarse simplemente en la percepción de divergencia de necesidades o intereses, que no se satisfacen simultáneamente o en forma conjunta, debido a incompatibilidades o diferencias en los valores o en la definición de la situación. Lo quesignifica que uno va con un objetivo que el otro, probablemente, está dispuesto a obstaculizar o a no facilitar. Al respecto, Jares añade que las personas o grupos en disputa están determinadas por la incompatibilidad, ya sea personal, o en los valores o intereses que sostienen. A veces, incluso con la intención de infligir daño a la otra persona.
De esta manera, ya nos hemos aproximado un poco a la definición de “conflicto”, pero el tema realmente interesante para nosotros es la resolución de los mismos, de una forma metodológica, de modo tal que incidan en el mejoramiento de las relaciones interpersonales y en el desarrollo personal e Institucional.
En un segundo ámbito tenemos: Eduard Vinyamata, nos afirma que “los orígenes y la causas de los conflictos son diversos y, por lo tanto, los métodos de intervención también podrían serlo, deberían adaptarse a sus características, intervenir en su causa y en su efecto a fin de poder lograr que la ayuda llegue a ser realmente efectiva y se reduzcan en todo lo posible, sus posibles contraindicaciones”.
El conflicto, desde esta racionalidad, no sólo no se niega, sino que, además, se considera inevitable e incluso positivo para estimular la creatividad del grupo: «Un grupo armonioso, tranquilo, pacífico y cooperativo (s i c) tiende a volverse estático, apático e indiferente a la necesidad de cambiar e innovar. Así pues, el principal aporte del enfoque consiste en estimular a los líderes del grupo a mantener un nivel mínimo de conflicto: lo suficiente para que siga siendo viable, autocrítico y creativo». Desde esta perspectiva el conflicto se caracteriza y analiza como un problema de percepción, independientemente de que en muchos casos así lo sea, de modo que se ignoran las condiciones sociales que a los propios sujetos y a sus percepciones afectan. El propio Robbins lo explica claramente cuando afirma que la «existencia o inexistencia del conflicto es una cuestión de percepción (…) Para que exista un conflicto es necesario percibirlo» (Robbins, 1987, p. 298).
Según Gregorio Casamayor,Serafí Antúnez la escuela debe tener claras las principales dificultades que se presentan en la convivencia las cuales deben ser detectadas a través de un diagnóstico para luego ser abordas e intervenidas, determinar cuáles son los conflictos más comunes del centro Educativo, fortalecer la cultura de la prevención y no de sanción, fomentando la organización del Centro y la prevención de conflictos son sin duda los apartes más importantes para este autor.
Llegados a este punto, cabe señalar como frente a la pregunta por el conflicto se han se han planteado distintas metodologías y propuestas para la resolución de conflictos en la escuela en general la técnica de esta habilidad consiste en (Fernandez y Callejon, 1997): Definición del problema, buscar posibles soluciones, analizar y evaluar cada alternativa de solución, seleccionar la alternativa más conveniente y poner en practica la elegida.
Bueno ya sabemos que los conflictos Institucionales son realmente inevitables, por consiguiente lo que debemos evitar es que los mismos tomen fuerza y afecten la armonía del grupo, por tal razón deben ser abordados a tiempo y resueltos de la manera más correcta posible.
Quizás nos apresuramos mucho a realizar el señalamiento, pero resulta lógico establecer la poca práctica de valores o carencia de los mismos como el principal detonante de conflictos en el aula y en el Centro, dado esto, se pretende que la educación en valores a través del fomento de los mismos van a incidir positivamente en la convivencia escolar, la resolución de conflictos va a ser abordada con una postura más humana y nuestro beneficio será el mejoramiento del clima educativo y de la calidad de la educación que brindamos.
En un tercer ámbito podríamos abordar un poco la posible cura a nuestro malestar Veamos, Guillermo Hoyos y Miquel Martínez (coords.), MarietaQuintero, Alexander Ruiz y Carlos Thiebaut Expresan en su texto: ¿Qué significa educar en valores hoy?, Educar en valores es participar en un auténtico proceso de desarrollo y construcción personal. Una participación que en lenguaje educativo consiste en crear condiciones pedagógicas y sociales para que dicha construcción se lleve a cabo de una forma óptima. Educar en valores es en cierta medida poner en práctica y articular en las relaciones sociales y en las instituciones lo que se nos viene diciendo, hace ya muchos años, desde la filosofía moral, política y del derecho. Con ello se abre la posibilidad de mirar más complejamente los procesos educativos. Dichos procesos no deben restringirse a la preparación en determinados saberes, sino que ante todo deben comprenderse como procesos de formación de una cultura ciudadana pluralista, democrática y solidaria. Educar en valores hoy es formar ciudadanas y ciudadanos auténticos que sepan asumir conscientemente los retos de la globalización y puedan comprometerse en la construcción de un mundo más justo, más inclusivo, equitativo e intercultural.
Por otra parte Virginia García nos realiza el siguiente aporte: Para conseguir esta educación en valores toda la comunidad educativa debe implicarse en la construcción, en la participación de forma efectiva y coherente de los valores, ya que solo de esta forma conseguiremos además de enseñar, educar. Es decir, guiar en la construcción de una personalidad humana y fuerte. Insertar en los centros educativos una pedagogía de los valores es educar al alumnado para que se oriente hacia el valor real de las cosas. Es construir una guía del individuo en sus deseos de autorrealización y perfeccionamiento. Es ayudar al educando a moverse libremente por el universo de los valores para que aprenda a conocer, querer e inclinarse por todo aquello que sea justo, noble y valioso. Es ayudar a la persona a construir su propia escala de valores de forma razonada y autómata para que sea capaz de tomar decisiones morales en momentos conflictivos de su vida, para que sepa relacionarse con los demás de forma eficaz y que haga coherentes sus pensamientos y sus valores con sus acciones. Podemos entonces ubicarnos en que lo realmente importante es la “formación” y no la instrucción de nuestros educandos, a ciencia cierta eso es lo que nos pide la sociedad. Esto por consiguiente requiere darle mayor importancia a la consolidación y puesta en práctica de valores en vez de centrarnos tanto por evacuar la totalidad de los contenido
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